Ramas

El pueblo amerindio Rama es uno de las tres etnias autóctonas del Caribe de Nicaragua junto a los miskitos y los sumos-mayangnas (esta última ubicada más en la parte de la reserva de Bosawás). Su origen lingüístico está asociado a la familia de los chibchas, y su idioma se considera moribundo ya que menos de 30 ancianos aún pueden hablarlo con fluidez.

La mayoría de los Rama vive en la pequeña isla de Rama Cay –donde está su capital–, que se encuentra al sur de la laguna de Bluefields.

Según el etnólogo de Luxemburgo Eduard Conzemius, a principios del siglo XVII el islote fue cedido por los Miskitos como recompensa por el apoyo que los Rama les brindaron durante un conflicto con los indígenas Térraba que habitaban más al sur.

Hay otras comunidades en Sumu Kaat, Tiktik Kaanu, Wiring Cay, Monkey Point, Bangkukuk Taik, Corn River, Punta Gorda y Cane Creek, todas al sureste del país, en los territorios de la Reserva Indio Maíz, y desde Bluefields hasta Greytown. Su territorio tiene una extensión de 4,842 km2 y su población es de aproximadamente de 4,185 habitantes, equivalente al 1.7% de la población total de la Región.

Son una sociedad endogámica por tradición que no suele mezclarse con otras etnias o culturas más que con la suya. Debido a esta característica cultural, los estudios recientes sobre consanguinidad entre los indígenas de Nicaragua demuestran que los Rama siguen estando entre los grupos genéticamente más puros del continente.

Entre los siglos XVIII y XIX, los rama sufrieron incursiones esclavistas de parte de los miskitu, quienes los vendían a los ingleses para transportarlos a Jamaica y a otros puntos del Caribe. Además, fueron obligados a pagarle un tributo anual al Rey Mosco consistente en conchas de carey, canoas, hamacas y telas de algodón.

Su proximidad a la ciudad de Bluefields hizo que el inglés criollo sustituyera poco a poco a la lengua rama, sumado a la influencia de los misioneros moravos que se establecieron en la zona.

La capacidad laboral y los medios de subsistencia de los rama resultaron casi intactos. Siguen pescando, cazando y cultivando bajo los mismos métodos que sus antepasados. Los actuales ramas son pequeños agricultores, pescadores y cazadores.

Música Rama

La música del pueblo rama ha sufrido una inevitable transculturización resultante de influencias externas y de la actual globalización. En otras palabras, las manifestaciones musicales indígenas de esta etnia han vivido un fuerte proceso de transformación, y han sido sustituídas casi en su totalidad por la influencia kriol y europea. Es muy común escuchar ritmos muy similares al Palo de Mayo y calypso entre los más jóvenes; pero también casi toda su música es mazurka, polka y vals –gracias a la influencia europea y morava que tienen mucha presencia. Su instrumentación es igual a la de otras etnias: la guitarra, la maraca hecha de jícaro, el rallador, el caparazón de tortuga, la quijada de burro o caballo, el pico del ave y el bajo de tina, así como flautas, que se hacen de hueso de animales.

En Rama Cay existe un grupo de danza y música denominado Ipang Aikba (Grupo de la isla), que busca promover la música y revitalizar la lengua Rama entre las nuevas generaciones.

Instrumentos

También conocida como charrasca, cacharaina, charaina, carretilla o kahuaha, se usa como instrumento de percusión en varios lugares del continente sobre todo los de fuerte presencia africana. Es elaborada con el maxilar inferior o quijada de un burro o caballo que es hervida y secada, y también puesta en un nido de hormigas para que quede libre de re- siduos orgánicos para que los molares se aflojen y produzcan un castañeteo. Dependiendo de la técnica de ejecución se obtienen dos sonidos. El primero implica golpear la parte fi- nal de la quijada con la palma o el costado de la mano cerrada, ocasionando la vibración de la dentadura. El segundo se obtiene al frotar la fila de dientes con un palillo de madera.37

El uso de caparazones de tortuga en la música tradicional latinoamericana data de antes de la llegada de los europeos. De hecho, los caparazones de tortuga han sido largamente empleados en todos los continentes para la elaboración de distintos tipos de instrumentos musicales: desde el gbóló gbóló de los Vai de Liberia al kanhi de los Châm de Indochina, pasando por los sonajeros de los Hopi de Estados Unidos y los tambores de los Dan de Costa de Marfil. Centroamérica no ha sido una excepción, se ha utilizado sobre todo como idiófonos. Han formado parte de la organología indígena desde tiempos inmemoriales; existe evidencia arqueológica entre los Mexicas, las distintas sociedades de habla maya y otros pueblos mesoamericanos clásicos.

Se le conoce también como ayotl (tortuga en náhuatl) y se trata de una concha de tortuga que se golpea o se raspa con un cuerno de venado o un palo de madera. Usualmente va dando el tempo o alguna clave rítmica, tocada a percusión en su cara convexa.

Es un instrumento autoconstruido, un monocordio que se estructura como un bajo elaborado con un recipiente de lámina de hierro galvanizada, con una capacidad aproximada de 60 litros, al que se le coloca una cuerda atada a un mástil y se ejecuta al mismo tiempo que una armónica de boca. La tina de metal funciona como resonador. Además, es utilizado en la música folclórica mexicana, estadounidense, australiana, inglesa y sudafricana. Se le llama babatoni en Sudáfrica, tanbou marengwe en Haití, tingotalango en Cuba y tulòn en Italia

Prácticamente todas las culturas del mundo desde la antigüedad han hecho uso de este instrumento membranófono como forma de percusión. Según diversos estudios, su origen es africano, y se remonta a la prehistoria. El tambor llegó a Europa a través de las migraciones de africanos y moros. Posteriormente, también fue introducido en el Nuevo Mundo, cuando los ejércitos conquistadores iniciaron la colonización. Cuando los africanos esclavizados fueron traídos a América, exploraron diversas posibilidades sonoras, convirtiendo casi cualquier objeto en tambor y con él, cualquier motivo para el baile. A falta de espacios y materiales aptos para construir y tocar sus tambores originales, los esclavos construyeron unos más pequeños con materiales locales. En Nicaragua, los de mayor difusión y tradición son los elaborados con árbol de aguacate y membrana de piel de venado; aunque, como todos los instrumentos, depende mucho de los materiales que se tengan a la mano.

Instrumento equivalente al güiro o güira dominicana, es un instrumento de percusión. Está hecho de una hoja de metal (comúnmente acero) y se toca con un cepillo rígido, siendo similar al graj haitiano (cilindro de metal perforado que se raspa con un palo) y al guayo cubano (raspador de metal) y al güiro puertorriqueño (raspador de calabaza). La güira, el guayo y el güiro tienen una función similar a la de las maracas nativas indígenas o el hi-hat del trap-kit, es decir, proporcionar un ritmo complementario. También se utiliza la tabla para lavar y otros tipos de ralladores de queso, yuca, entre otros.